jueves, 19 de noviembre de 2009

La Puta de Babilonia. Fragmento X

Pero volviendo a los niños y al precepto evangélico para no dejar cabos sueltos, Julio III (Giovanni Maria del Ciocchi del Monte antes de convertirse en esposa del señor) se levantó un mocito de 15 años en una calle de Parma, se lo llevó a Roma con su hermanito, al que hizo cardenal, y vivieron los tres felices celebrando una misa de tres padres nuestros de puta madre. ¡Qué envidia! Después, hilando Cronos su rueca el parmesanito fue a dar a la cárcel por criminal. ¡Doble envidia la que me da! En este desfile de papas putañeros, engendradores y polígamos en que se prodiga la historia de la Puta, un devoto del sexo es rara avis. Aunque ni tan raro, ¿eh? ¿De nuestro Pablo VI reciente no se decía pues que le gustaba le marchette? Esto es, los hermosos cuanto sucios prostitutos romanos que se venden por amor: por amor a su profesión en las tenebrosas noches del Coliseo en que la luna demente le saca brillos de ira al cuchillo. O mejor dicho se vendían, en mis tiempos, ya no. Cronos acaba con todo, hasta con el nido de la perra. Costaban soldi spiccioli, moneditas. La prostitución es hermosa, una obra de misericordia que se suma a las otras: visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al peregrino, redimir al cautivo, enterrar a los muertos, enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo ha de menester, consolar al afligido, corregir al que yerra, perdonar las injurias, sufrir con paciencia las flaquezas del prójimo y rogar a Dios por vivos y muertos.

Es una audiencia pública, para consternación de sus ayudantes pero para acallar de una vez por todas los infames rumores, Giovanni Battista Montini alias Pablo VI, el de la inspirada encíclica Humane vitae, el gran precursor de Wojtyla en su cruzada de la paridera, alzó la voz y declaró que no era homosexual. Ah, ¿no? Y si no, ¿entonces que? ¿Un necrófilo, un bestial, otro papa putañero?

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WARNING!

El claro objetivo del blog es difundir el mensaje de Fernando Vallejo. Disfrutamos leyendo su genial libro "la puta de Babilonia", al igual que él disfrutó escribiéndolo. Si es usted un católico sensible y cree que esta bitácora le ofende, por favor, abandone este sitio. Si es usted un católico dudoso le recomendamos encarecidamente que lea y disfrute y se de un buen baño de Historia, racionalidad y escepticismo.

El libro la puta de Babilonia es de 317 páginas, así que hemos decidido publicar una página del libro por día, lo cual nos llevará casi un año. Si cree que somos desocupados, nos da igual lo que piense (nos importa un puto pepino), esto es Internet y es un espacio de libertad donde caben todos: Torquemadas y Galileos.

El nombre Galileo ha pasado a la Historia como sinónimo de ciencia, inteligencia, raciocinio, racionalismo, voluntad y sacrificio. Son muy numerosos los proyectos científicos que llevan su nombre.

El nombre de Torquemada es sinónimo en nuestros días de tortura, oscurantismo, inquisición, hoguera, caza de brujas, anticiencia, anti-inteligencia, fanatismo, fundamentalismo, misoginia, violencia, exterminio, genocidio, dogmatismo, antisemitismo, robo, asesinato masivo, irracional, superstición, brutalidad, barbarie.

Ese es el gran legado Cristiano que la Santa Madre Iglesia Apostólica Católica y Romana ha dejado en occidente y en el mundo. ¿Son esos los valores judeo-cristianos que queremos que se mantengan a lo largo de los tiempos?