martes, 10 de noviembre de 2009

La puta de Babilonia. Fragmento V

Nihil novum sub sole dice el Eclesiastés, y sí pero no: siempre en todo hay una primera vez. Juan  XIX sucedió a su hermano, Benedicto VIII; pero ya antes Pablo I había sucedido a su hermano Esteban III. El papa Hormisdas engendró al papa Silverio; pero ya antes el papa Anastasio I había engendrado al papa Inocencio I. Bonifacio VII estranguló a Benedicto VI y envenenó a Juan XIV; pero ya antes Sergio III había asesinado a su antecesor León V y al antipapa Cristobal, y Pelagio había matado al papa Vigilio por corrupto. Ahora bien, hablando un papa matar a otro pues en el momento del crimen el homicida todavía no es papa. Hasta que el Espíritu Santo no dé su exaquátur en un cónclave, no hay papa. O sea: no puede haber dos papas vivos. Uno sí, con su antipapa y hasta dos antipapas; o ninguno durante los interregnos y mientras le eligen sucesor al muerto. Pero dos a la vez, no: repugna, teológicamente hablando. Así pues, por repugnancia teológica, es disparate hablar de papa papicida. Papa asesino y genocida ¡los que quieran! Pero papa papicida no.

A Juan VIII lo envenenaron y remataron a martillazos. Adulador y servil como pocos, este maestro del oportunismo coronó a Carlos el Calvo afirmando que Dios había decretado su elección como emperador desde "antes de la creación del mundo", y en pago obtuvo una considerable ampliación de los dominios papales; se  prodigó en excomuniones tanto como nuestro Wojtyla en canonizaciones; fundó la primera marina real con barcos propulsados por remeros esclavos y mató a infinidad de sarracenos como "animales salvajes". Un pariente que aspiraba a sucederlo  en el cargo lo envenenó y lo remató a martillazos: malleolo  dum  usque in cerebro constabat, percusus est, expiravit (hasta que el martillo se le quedó clavado en el cerebro), según dicen los Annales Fudlenses  con una elegante concisión digna de historiador romano.

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WARNING!

El claro objetivo del blog es difundir el mensaje de Fernando Vallejo. Disfrutamos leyendo su genial libro "la puta de Babilonia", al igual que él disfrutó escribiéndolo. Si es usted un católico sensible y cree que esta bitácora le ofende, por favor, abandone este sitio. Si es usted un católico dudoso le recomendamos encarecidamente que lea y disfrute y se de un buen baño de Historia, racionalidad y escepticismo.

El libro la puta de Babilonia es de 317 páginas, así que hemos decidido publicar una página del libro por día, lo cual nos llevará casi un año. Si cree que somos desocupados, nos da igual lo que piense (nos importa un puto pepino), esto es Internet y es un espacio de libertad donde caben todos: Torquemadas y Galileos.

El nombre Galileo ha pasado a la Historia como sinónimo de ciencia, inteligencia, raciocinio, racionalismo, voluntad y sacrificio. Son muy numerosos los proyectos científicos que llevan su nombre.

El nombre de Torquemada es sinónimo en nuestros días de tortura, oscurantismo, inquisición, hoguera, caza de brujas, anticiencia, anti-inteligencia, fanatismo, fundamentalismo, misoginia, violencia, exterminio, genocidio, dogmatismo, antisemitismo, robo, asesinato masivo, irracional, superstición, brutalidad, barbarie.

Ese es el gran legado Cristiano que la Santa Madre Iglesia Apostólica Católica y Romana ha dejado en occidente y en el mundo. ¿Son esos los valores judeo-cristianos que queremos que se mantengan a lo largo de los tiempos?