domingo, 15 de noviembre de 2009

La Puta de Babilonia. Fragmento VIII

A Juan XXI, papa letrado que reinó ocho meses durante los cuales le dejó el manejo de los asuntos eclesiásticos y terrenales al cardenal Giovanni Gaetano para dedicarse él por entero a sus erudiciones, le cayó encima el techo del pequeño estudio que se había construido detrás del palacio Laterano y murió aplastado. Quién le tumbó el techo no se sabe. Si no fue el cardenal Gaetano, que lo sucedió con el nombre de Nicolás III, entonces fue el Espíritu Santo. Nicolás III, muy sabiamente, se mudó al palacio Vaticano, de techos menos inciertos. Urbano VI murió envenenado. A Pío III, sobrino de Pío II que lo nombró arzobispo de Siena a los 21 años, lo mató de gota el Espíritu Santo, a los diecisiete días de reinado. Otros tres papaas malogrados, que también se llevó el Paráclito en sus pañales pontificios, son: Celestino IV, que reinó catorce días, León XI, sobrino de León X, que reinó veintiséis; y Adriano V, que reinó treinta y cinco.

De los doscientos sesenta y tres papas con que el Paráclito ha bendecido a la humanidad, la suertuda, diez duraron menos de 33 días, que es lo que alcanzó a reinar nuestro reciente Albino Luciana, alias Juan Pablo I, y varios otros un par de meses. ¿No se les hace muy raro? ¿Serán los designios de la traviesa paloma que a veces empantana un cónclave durante semanas, meses y aún años, para acabar llamando, celosa, a su elegido a los pocos días de coronado? Pero quien tiene el récord de los papas breves es Giovan Battista Castagna, alias Urbano VII, que no alcanzó a llegar ni a la coronación: saliendo del cónclave enfermó de malaria y en pocos días subió al altísimo. Era sobrino del cardenal Verallo y tenía un currículum burocrático impresionante. Entre los muchos puestos eclesiásticos que ocupó figuran los de Consultor e Inquisidor General del Santo Oficio, con los que amasó una fortunita. El día mismo en que salió elegido sucesor de Pedro, la zanzara matapapas se le posó encima con sus patas largas y le aplicó su letal inyección de Plasmodium de parte del Espíritu Santo. La fortunita la dejó para el cuidado de las niñas pobres. ¡Claro, como se la podía llevar al cielo! Dicen que Albino Luciani murió del corazón. ¡Y les creo! Muerto está aquel a quien el corazón se le para.

No hay comentarios:

WARNING!

El claro objetivo del blog es difundir el mensaje de Fernando Vallejo. Disfrutamos leyendo su genial libro "la puta de Babilonia", al igual que él disfrutó escribiéndolo. Si es usted un católico sensible y cree que esta bitácora le ofende, por favor, abandone este sitio. Si es usted un católico dudoso le recomendamos encarecidamente que lea y disfrute y se de un buen baño de Historia, racionalidad y escepticismo.

El libro la puta de Babilonia es de 317 páginas, así que hemos decidido publicar una página del libro por día, lo cual nos llevará casi un año. Si cree que somos desocupados, nos da igual lo que piense (nos importa un puto pepino), esto es Internet y es un espacio de libertad donde caben todos: Torquemadas y Galileos.

El nombre Galileo ha pasado a la Historia como sinónimo de ciencia, inteligencia, raciocinio, racionalismo, voluntad y sacrificio. Son muy numerosos los proyectos científicos que llevan su nombre.

El nombre de Torquemada es sinónimo en nuestros días de tortura, oscurantismo, inquisición, hoguera, caza de brujas, anticiencia, anti-inteligencia, fanatismo, fundamentalismo, misoginia, violencia, exterminio, genocidio, dogmatismo, antisemitismo, robo, asesinato masivo, irracional, superstición, brutalidad, barbarie.

Ese es el gran legado Cristiano que la Santa Madre Iglesia Apostólica Católica y Romana ha dejado en occidente y en el mundo. ¿Son esos los valores judeo-cristianos que queremos que se mantengan a lo largo de los tiempos?